Durante el último encuentro Kingdom, estuve conversando
amenamente con José Carlos Fernández, persona de gran ingenio y simpatía, sobre
varios asuntos relacionados con las historietas. Eso me dio ánimos a investigar
a fondo, algunas de las peculiaridades que existen en varios géneros de la
historieta estadounidense.
Lo que confirme es que la vida real a veces es más rara que
la fantasía.
Hoy les comentare sobre el notable escritor / dibujante Carl
Barks, este genio creativo creó muchos personajes y relatos populares para la corporación
Disney, al aparecer en las historietas publicadas en Western Publishing bajo el
sello de Dell Comics, editorial que tenia el permiso del tío Walt.
Todo el mundo esta de acuerdo que el personaje más comercial
y con quien más se le asocia de inmediato a Barks es con su “Uncle Scrooge.”
Existen países que
tienen la tendencia de cambiar los nombres en las historietas que publican para
ser más aceptables en su sociedad (con permiso de los dueños originales.)
En nuestro Perú, de todos los nombres en español que nos
lanzaron para ser aceptado el avariento palmípedo, “Rico McPato” es el que ha
sobrevivido en nuestra memoria.
Otra gran invención de Barks es “Gyro Gearloose” (Giro
Palanca Suelta) recordado como “Giro Pera loca” (¿en quien estarían pensando los
traductores?) y por otros como “Giro Sintornillos.”
Gyro fue bastante popular, a pesar que por muchos años nunca
participo en las aventuras del tío tacaño. Pero eso no impidió que con el paso
del tiempo, el popular pollo-genio, que nunca pensó en como arreglarse ese
cabello, obtuvo su propia colección.
Pero no nos adelantemos, retrocedamos a UNCLE SCROOGE #13 de
1,956 en donde comenzaron los cuentos cortos de Gyro, ¿Cuál es el curioso
detalle en todo esto?
Dell Comics no permitió que Gyro interactuara o participara
en las aventuras principales o que eran las anunciadas en la portada del
divertido tío tacaño.
La explicación es que la empresa Western Publishing logro
obtener un permiso de correo de segunda clase para su historieta (como todas
las historietas de diferentes géneros en los Estados Unidos de aquellos años) y
una de la reglas para obtener privilegios es tener al menos dos historias
publicadas en un impreso, cada una figurando diferentes personajes.
Barks puso su concentración en Gyro Gearloose, el inventor,
para proporcionar la obligatoria segunda historia.
Para los que hasta el día de hoy, dudan que el tipo es un
pollo, cito al mismo Barks de una entrevista de 1,975: “yo solamente pensé en
usarlo una vez en una gran aventura, así que yo lo hice como un gran pollo de
apariencia desgarbada” (publicada en el libro “Carl Barks and the Disney Comic
Book: Unmasking the Myth of Modernity” (University Press of Mississippi)
Barks fue un sujeto experto en idear hechos científicos que
sonaban realistas y eso sucedió con un descubrimiento interesante en química.
Todo eso dio comienzo cuando apareció su cuento titulado “el
científico loco” en WALT DISNEY’S COMICS AND STORIES # 44 en 1,944 al hacer que
el pato Donald descubriera metileno.
En 1,963, la corporación Disney supo cuan grande y fiel eran
los lectores de Barks. A los estudios llegó una carta del Instituto de
Tecnología de California que les señalaba una curiosa referencia en un artículo
técnico que seria publicado (Carbene Chemistry, editado por Wolfgang Kirmse,
New York: Academic Press, 1964):
“A pesar del interés reciente y excesivo en química con
metileno, más estudios son requeridos. Entre los experimentos que no han sido
llevados a cabo, para nuestro conocimiento, existe uno de naturaleza intrigante
que fue sugerido en la literatura no menos de 19 años atrás (91).”
El pie de pagina 91, lleva a los lectores directamente al numero
44 de la colección en donde muestra la referencia de Donald al CH2 en el primer
panel de la segunda página, muy adelantada a su tiempo- la existencia de este
químico evasivo inmediato no había sido probado en 1,944.
“la inclusión del pie de pagina en un articulo netamente
escolar, surge del descubrimiento que los miembros comparten una estima mutua
de larga duración e independiente por las aventuras del Pato Donald.”
Luego se indicaba en la misiva que todos conservaban sus
copias de algunas de las aventuras clásicas y fue así como uno de ellos
redescubrió la mención temprana del metileno.
Otros miembros de la comunidad científica aprovecharon la
referencia.
Un año después, la gente de Disney recibió una carta de un
científico de Harvard: “recientes desarrollos en la química han enfocado mucha
atención hacia esta clase de cosas, sin entrar en tecnicismos déjenme decirles
que carbonos pueden ser hechos pero no ser aislados; o sea que ellos no pueden
ser metidos dentro de un frasco y ser colocados sobre un estante. Sin embargo,
ellos pueden ser hechos para reaccionar con otras substancias. Donald estaba
usando carbono en tales maneras, muchos años antes que ‘químicos verdaderos’
pensaran hacerlo así.”
La historia también sirvió para ilustrar un articulo (“Carbene
Chemistry,” Chemical and Engineering News, 16 June 1969) y en un libro de texto
(Organic Chemistry, 3rd Edition, Boston: Allyn and Bacon, 1973).
En 1,947, Barks escribió y dibujó una tira cómica del Pato
Donald que al juntarla todas, se formaba una historieta de once páginas que se
daba como regalo en las cajas de cereales Cheerios. (Nota: a pesar que dice
“POR Walt Disney,” no piense que Barks fue “fantasma” del tío Walt, porque este
no escribía ni dibujaba nada para las historietas, pero por ser el dueño intelectual,
tenia su firma impresa en todo lo que era suyo legalmente. Así funcionan las
cosas en gringolandia.)
En el cuento, Donald (en esta ocasión no recibió ningún
golpe en su cabeza) intentaba crear su bomba atómica desde el inicio.
Recordemos que esto fue hecho antes que el verdadero horror de la guerra
nuclear fuese más claro al público. Esta historia inicialmente fue prohibida de
ser reimpresa en cualquier editorial por Disney.
¿Cuál fue el motivo de la prohibición?
¿Alguna especie de daño irreparable en la psiquis infantil
si se lee en la actualidad?
¿Mucha vergüenza por el argumento tan desfasado?
Antes de seguir adivinando preguntas, les diré el motivo.
El impedimento fue porque el pato Donald actúa
“avariciosamente” en la historieta.
En el cuento se ve que la radiación de la bomba atómica del
“profesor” Pato causa que todos pierdan el cabello.
Al final, un científico exhorta a Donald para que continuara
trabajando en su siguiente bomba:
“¡piense en la recompensa!...¡dinero!¡dinero!...¡vastas
riquezas!”
Donald tiene otras ideas:
“¡yo ya tengo una forma que escogí para hacer dinero!-¡y en
cantidades!”
La gente de Disney había pensado que esto era demasiado
maloso de parte del pato, así que se impidió hacer reimpresiones con estos
diálogos y carteles.
Cuando en los años noventas, la editorial Gladstone
publicaba gran cantidad de material hecho por Barks en las décadas pasadas, la
corporación Disney le impedía reimprimir el cuento como originalmente había
sido publicado, haciendo que este suplemento gratis se vendiese entre los
coleccionistas más allá de los $1000.
Actualmente, las nuevas versiones corregidas aparecen con
Donald diciendo:
“¡No gracias, profesor! ¡Yo tengo pensado en algo más que
dinero!”
En el cartel de la parte superior del puesto ya no figura la
palabra “Atómico” y ahora se lee: “¡muestras gratis- crecimiento garantizado!”
Si uno rememora como se comportaban los estadounidenses en
ese periodo del tiempo, el ingenioso Barks hizo actuar al personaje como todo
gringo capitalista y emprendedor de post-segunda guerra mundial.
Ya para esas alturas, era usual ver a Donald creando un
desastre (al construir armas horrendas) y luego tomar ventaja de sus victimas
(al sacarles su dinero) algo que no fue mal visto por el mismo Walt Disney y su
gente.
Con el paso de los años, este estilo argumental seria más
común de ver en las historias de Scrooge McDuck por Barks, ya que siempre en
las intrigas del tío para hacerse asquerosamente mas rico y rápido, usualmente
son Donald o sus tres sobrinos o los cuatro juntos, quienes intentan detener el
plan o al menos minimizar las ganancias del avaro personaje.
Y terminando el tópico de los inventos, a un inventor
holandés se le negó la patente de uno de sus invenciones debido a un cuento de
Barks aparecido en la historieta del Pato Donald.
Kart Kroyer fue un importante inventor en Holanda, quizás su
más grande invento es el proceso de glucosa continua, cuyo resultado es Azúcar
Total.
Sin embargo, el invento que estamos por analizar es su
sistema para reflotar barcos hundidos a través de la inserción de 27 millones
de bolas plásticas hechas de espuma expandidle de poliestireno.
Esencialmente son pelotas para jugar ping-pong.
Este método fue utilizado para elevar con éxito al carguero
Al Kuwait en 1,964, como vemos en la imagen con el grafico diseñado para el
plan de rescate del navío.
En esa época, las revistas que cubrieron ese evento,
hicieron paralelos con un cuento de Barks que salio publicado en 1,949, donde
Donald y sus sobrinos logran elevar una nave hundida al llenarla con pelotas de
ping-pong a través de un tubo.
El proceso de elevar navíos hundidos fue aprobado con una
patente en Alemania y el Reino Unido.
Pero en su mismo país, al inventor se le fue negada.
La historia es que la oficina de patentes holandesa tomo
nota de la historieta que apareció cuando el inventor tenia 45 años y decidieron
no darle la patente.
La razón fue que uno de los requerimientos para ello es que
debe ser una idea innovativa y como la idea ya había sido usada 15 años atrás,
entonces no es una idea novedosa. Esto no significa que se esta diciendo que Kroyer
tomó la idea de la historieta. Él negó haberlo hecho.
No existen documentos oficiales sobre este asunto que se
hayan hecho públicos.
Todo lo que se sabe es que al inventor se le negó la patente
y nadie sabe el porque.
Todos los documentos de esa época han sido destruidos, el
abogado que representaba a Kroyer, ha fallecido años atrás, como también el
mismo inventor.
En el 2,006, la oficina de patentes de Holanda lanzó una
declaración confirmando la historia. Aquí pueden ahondar
más en la controversia.
Fin de la primera parte, continuaremos con más anécdotas y
sabremos el segundo nombre de Donald.
Escrito por Héctor Augusto Sovero Gastañeta.
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